Qué bien que hayas llegado ya. Te esperaba, aunque probablemente hayas notado que este es un lugar al que no suelen subir muchos invitados.
Suelo esforzarme en mantener cada cosa más o menos en su sitio, pero siempre hay recuerdos entremezclados que nunca sé donde tengo que ponerlos. Normalmente quedan ondeando, o terminan esfumándose como si nada, casi siempre cuando duermo, o tengo que archivar horas llenas de momentos realmente importantes.
Los pensamientos los suelo guardar en el armario de la derecha. Cada puerta guarda detrás una faceta de mis creencias y valores. Hay incluso cajones de filosofía y baldas de historia, que ahondan y remodelan los demás compartimentos. Y hablando de filosofía y contradiciéndome, éstos invitados sí que suelen subir muy a menudo, y además, a mí me encanta recibirlos.
A mano izquierda coloco los sentimientos y las pasiones. Las puedes ver a simple vista pues meto cada una en su caja de cristal. A veces me vale con cajitas pequeñas, pero es muy habitual que tenga que hacerme con jarrones enormes para guardar sobre todo ciertas cosas. Algunos de ellos suelen salir de su lugar entremezclándose con el contenido de los cajones del armario, potenciándolos y dándoles sentido. Es bastante normal que la literatura y la música se enreden en las cajas de cristal, cada autor a su manera; pero en cuanto a la poesía, Antonio Machado siempre logra ascender aquellos sentimientos que suelen llegar a los pensamientos. Normalmente es entonces cuando un halo envuelve la habitación y termino soñando despierta.
Y más o menos esto es todo. Sí, se lo que estarás pensando, pero son demasiadas cosas para contarlas todas en poquitas líneas, aunque para eso tengo esto. Además, probablemente se haya quedado en el tintero más de una cosa, pero no hay problema, saldrá de ahí.
Espero que te guste.